León, México- Cualquiera puede pensar que la visita de un personaje como Ratzinger, sería similar a un vendaval, levantando cuanto fuera a su paso, pues Felipe Calderón, presidente mexicano, dijo que se esperaba mínimo, 1.5 millones de feligreses ante la visita de Benedicto XVI, no obstante, sólo llegó un mitad descolorida y apagada.
Ante la visita de Ratzinger a León, el gobierno de ese estado y de toda la república mexicana, miraron un país que en donde había gran gozo por alguien como el Papa, ahora sólo se mira personas mayormente decepcionadas, que apelan por sus derechos y por todo lo que acontece en el vaticano y sus pueblos. Con pancartas en contra de la visita de Benedicto XVI y sobre sus ideologías y mandatos en contra de la unión de gays y lesbianas, el aborto y otras circunstancias por la cuales ha sido bien criticado, hubo encaramientos de los pocos fieles católicos en contra de los manifestantes que llegaron de forma pacífica.
Cabe mencionar, que Felipe Calderón, habló jactanciosamente sobre los logros que han tenido la república y la iglesia desde la visita del antecesor de Ratzinger-Juan Pablo II- pues se habla de un estado laico y de una libertad de culto en todo el territorio mexicano. Pero… La otra cara de la moneda nos refleja otra cosa.
De estos hechos, cabe destacar que las calles estaban muy poco concurridas, con un Papa descortés que dejó a sus fieles esperar por más de 9 horas, una carencia de motivación y un gobierno mexicano engañado, lleno de falsas esperanzas. Eso fue lo que dejó la visita de Ratzinger a México.
Editorial para Protege A Tus Hijos
San José Costa Rica
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